Rompiendo la Autoridad de la Maldición de Bastardía

Rompiendo la Autoridad de la Maldición de Bastardía Christian Faith International Ministries PO Box 3037 T or C, NM 87901* USA E-mail: CarlCFI@aol.com * Web: www.CFIM.Net and www.KingdomFaith Ministries.ORG © 2004 Christian Faith International Ministries. All rights reserved. Permission freely granted to copy if copied in the entirety. Capítulo 1 El propósito de Dios Nuestro Padre celestial no tiene mayor pasión que el gozo y comunión completa con Su creación amada, la humanidad. De toda la vastedad de la creación, Adán fue el diseñado para recibir el amor de Dios. Aquél que es Amor, creó la humanidad para compartirlo. Cada padre ama enseñar a Sus hijos. ¡Cuán llenos de gozo fueron sus tiempos de caminar juntos en el jardín! Podemos imaginar el placer que debe haber tenido Adán al nombrar todos los animales junto a Su Padre, a Su lado. De todos los ángeles, y de todas las otras cosas creadas, Adán y su progenie eran el objeto del afecto ilimitado de Dios. Satanás intentó destruir lo que Dios creó. Siempre lo hace. Y en la mente de satanás, ¿qué sería más devastador que separar a Dios de Su amado Adán (y Eva), a quienes había hecho a Su imagen y diseñado para Su compañía? Tiempo después vino Abram. Dios eligió a este hombre y a sus descendientes para invertir Su amor. Al establecer un pacto especial con este hombre, nuestro Padre invirtió en él todo el amor y bendiciones justas que ningún hombre había tenido desde Adán. Dios dijo que El sería el Dios de Abram, y que las generaciones de Abram serían Su pueblo. Dios dijo que no recordaría nunca más sus pecados e iniquidades, y más adelante, ese Abram (ahora Abraham) era el amigo de Dios1. La parte de Abram sería el de guardar la ley. Su andar por fe se convirtió tanto en un modelo como en un requisito para todos los que aman a Dios con fe, desde entonces hasta hoy. ¿Cuál era el propósito continuo de Dios? ¿Cuál es Su deseo constante? Su propósito y deseo constante es tener comunión con Su amada humanidad. Satanás se dedica a robarle a Dios esta comunión. Este concepto está incorporado en todo lo que Jesucristo vino a hacer, y está maravillosamente expresado en la oración final de Jesús antes de ser arrestado en el jardín: Juan 17:20-23 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La Gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tu en mí, para que sean perfectos en unidad; para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mi me has amado. El plan de Dios de amor redentor. El plan de redención de Dios fue anunciado rápidamente en Génesis 3:152. La serpiente, el diablo, fue echado fuera del cielo y desnudado de toda su autoridad espiritual. El heriría el calcañar de la simiente de la mujer, Quien sabemos ahora por las

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