Rompiendo la Autoridad de la Maldición de Bastardía

Rompiendo la Autoridad de la Maldición de Bastardía Christian Faith International Ministries PO Box 3037 T or C, NM 87901* USA E-mail: CarlCFI@aol.com * Web: www.CFIM.Net and www.KingdomFaith Ministries.ORG © 2004 Christian Faith International Ministries. All rights reserved. Permission freely granted to copy if copied in the entirety. Como hemos mencionado, romper la autoridad de las maldiciones sobre nuestra vida o sobre nuestras generaciones no ocurre automáticamente cuando aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador, al igual que la sanidad no se recibe siempre o completamente de manera automática con el nuevo nacimiento. Pero, al igual que la sanidad surge con la fe en el ministerio alcanzado y vigente de sanidad a través de Cristo, igualmente la liberación de las maldiciones puede surgir a través del ministerio vigente de liberación de Jesucristo. El arsenal del creyente mejora de manera espectacular con el conocimiento y comprensión de la disponibilidad que Jesucristo le dio a cada creyente para vencer toda maldición, al igual que mejora con la disposición de recibir sanidad por fe cada vez que necesitamos sanidad. El Espíritu de adopción es un espíritu de intimidad con el Padre Jesucristo también nos dio algo más. Nos dio el Espíritu Santo. El don del Espíritu Santo tiene tantas dimensiones poderosas. Para nuestro propósito en este capítulo, nos enfocaremos en el Espíritu de Adopción, porque este es la primera ayuda de Dios a cada uno que opera bajo la maldición de bastardía. Este es el Espíritu que permite que cada creyente clame: "Abba Padre", el clamor de intimidad. Gálatas 4:3-7 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, Para que redimiese a los que estaban debajo de la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Como un niño clama, “¡Papito!” así de íntima es nuestra relación con nuestro Padre celestial y con nuestro precioso Salvador, Jesucristo, porque el Espíritu de Adopción nos permite acercarnos y convertirnos en hijos, hijos de Dios. Veremos que el Espíritu de Adopción está diseñado para ayudar a los creyentes a acercarnos al Padre, según progresan en la conquista de cada ciudad contraria que se resiste a ser conquistada en su interior, en su jornada hacia la Tierra Prometida. La maldición de bastardía es meramente una de esas ciudades que se resisten, una fortaleza de esclavitud generacional para la cual nuestro Padre nos ha dado a Sus hijos los medios para conquistarla. Romanos 8:14-23 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Porque no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

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