Rompiendo la Autoridad de la Maldición de Bastardía Christian Faith International Ministries PO Box 3037 T or C, NM 87901* USA E-mail: CarlCFI@aol.com * Web: www.CFIM.Net and www.KingdomFaith Ministries.ORG © 2004 Christian Faith International Ministries. All rights reserved. Permission freely granted to copy if copied in the entirety. Introducción Mientras estábamos en Rumania, al cierre de un servicio en la iglesia una tarde hace dos años, observé cómo una mujer se acercó para pedir oración por su nieta. La pequeña tenía alrededor de seis años, y tenía un lapso de atención demasiado corto, fuera de lo común, como de dos segundos. Le era imposible permanecer enfocada en cualquier persona que hablase, aunque estuviera frente a ella. El Pastor Carl Fox la ungió con aceite y comenzó a orar. Mientras yo veía y escuchaba, la niña no podía sentarse quieta. Carl oró las palabras que el Señor le dio. Estas incluían quitar la maldición de bastardía de la niñita. Yo vi cómo, de inmediato, se detuvo la salvaje agitación de la niña, y se sentó quietecita, con su atención fija en la cara de Carl. Permaneció de ese modo el resto de la tarde, y sigue libre hasta el día de hoy. Yo cavilaba sobre esto. Como pastor de una pequeña iglesia de un pueblo y como predicador itinerante en varios países, había visto varios ministerios de liberación, y había participado en muchas victorias ayudando a las personas a vencer las manifestaciones demoníacas. Pero nunca había escuchado algo como la maldición de bastardía. Tampoco Carl había escuchado nada similar. Hablamos de ello en nuestro camino a casa mas tarde esa noche. Me confesó que nunca antes había escuchado de nada llamado la maldición de bastardía, y el ha estado enseñando y liberando personas de maldiciones por más de quince años. Al finalizar ese viaje ministerial a Rumania, cada uno se fue a su casa; él a su hogar en Nuevo Méjico y yo a mi hogar en Massachusetts. Pero ninguno de nosotros olvidó el incidente. Pasó un año, y el Señor comenzó a mostrarle a Carl las Escrituras que mencionan la maldición de bastardía. Aparecen en Deuteronomio 23 y Hebreos 12. En Deuteronomio, se menciona que la maldición de bastardía dura por diez generaciones, por lo menos 400 años, evitando que los hijos de Dios puedan participar de la congregación del Señor. En Hebreos, las mismas palabras son usadas para referirse a aquellos que no pueden recibir el castigo o la disciplina del Señor, se les llama hijos bastardos. Como resultado, no pueden venir al lugar de obediencia, descanso y crecimiento como hijos de Dios. ¿Existe acaso una conexión, una aplicación para el Cuerpo de Cristo en la actualidad? Jesucristo fue acusado de ser un bastardo. ¿Por qué es esta acusación de una importancia tan singular? La inundación de Noé fue la consecuencia de esta maldición sobre la tierra. ¿Por qué es este un asunto tan grave y tan profundo en el corazón de nuestro Padre celestial? El Espíritu Santo comenzó a permitirle a Carl compartir lo que había aprendido al respecto. En diversos viajes, el comenzó a ver que la maldición de bastardía era real, y sorprendentemente penetrante tanto en las Escrituras, como en la experiencia moderna;
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